Durante su discurso ha señalado que no existe mayor reto para un cirujano que decidir qué pacientes deben vivir cuando alcanzan un estado de enfermedad terminal, circunstancia especialmente interesante en relación al trasplante de órganos ya que “los pacientes pueden morir irremediablemente en ausencia de un donante adecuado o permanecer umbilicados a una máquina exógena que supla sus funciones vitales”.
También ha explicado cómo la asignación de órganos para trasplante puede explicarse desde la teoría de catástrofes “no hay punto de equilibrio, o si se prefiere, el desequilibrio entre la necesidad y la posibilidad es permanente. Entre el paso del estado de equilibrio inicial al estado de listas de espera dilatadas con sus muertes, se ha producido un salto brutal: en definitiva, una catástrofe”.
En su intervención se ha centrado también en los aspectos éticos de la asignación señalando los valores que se deben tener en cuenta a la hora de priorizar dicha asignación, así como en el donante.
“Debemos ser capaces de integrar la ética del trasplante de manos de la filosofía moral; la calidad de los donantes con un conocimiento exhaustivo de los resultados; y la modelación matemática como vía para sintonizarlos, desnudándolos de su carga subjetiva y sensible” ha concluido el Dr. Briceño Delgado.
El solemne acto fue clausurado por el presidente de la Real Academia de Medicina de Sevilla, Excmo. Dr. D. Jesús Castiñeiras Fernández, que habló sobre la medalla y el traje académico.