Esta tarde el Ilmo. Sr. D. Ramón María Serrera Contreras, ha clausurado el 311 año Académico con una conferencia titulada “El descubrimiento del nuevo mundo: revolución antropológica y microbiológica”.
Su intervención ha estado centrada en tres pilares fundamentales: los intercambios botánicos y zoológicos, la globalización de la morbilidad humana y la revolución antropológica.
En la primera parte de su intervención el catedrático de Historia de América hizo un recorrido por las diferentes especies botánicas que vinieron del nuevo mundo así como aquellas que fueron llevadas. Mismo recorrido realizó con los animales parándose a analizar el problema teológico que supuso el descubrimiento de nuevas especies.
De igual modo que se transferían animales y alimentos las enfermedades iban y venían, siendo el nuevo mundo el que acarreara las peores consecuencias. Todas las enfermedades que llegaron provocaron a largo plazo un brusco descenso de la población aborigen, que al contrario de europeos, asiáticos y africanos; se hallaba desprovista de defensas orgánicas para resistir las infecciones trasmitidas.
Con el descubrimiento y la conquista se abrieron en la esfera biológica las puertas a la universalización de la morbilidad humana, según explicó Serrera Contreras, señalando que “por primera vez en la Historia Universal, los hombres de uno y otro hemisferio aprendieron a compartir las mismas afecciones y enfermedades de origen microbiano (vírico y bacteriano)”. Durante su intervención apuntó que las “armas más terribles” que llegaron a las zonas conquistadas fueron la viruela, el sarampión, la temible gripe europea, la neumonía, el tifus exantemático o tabardete (conocido en México con el nombre indígena de matlazáhuatl), la tuberculosis, la conocida peste bubónica, y otras afecciones de difícil diagnóstico y tipificación clínica.
Finalmente, terminó el segundo bloque de su intervención apuntando que posiblemente en las próximas décadas la clave para comprender el derrumbe demográfico aborigen durante las dos primeras centurias de presencia europea la tengan no los demógrafos o los historiadores, sino los estudiosos de la historia de la medicina tropical. Por ello “pretender explicar acontecimientos concretos como la definitiva conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan en el verano de 1521 (asolada por la viruela dos meses atrás) o el vertiginoso despoblamiento del marco antillano (espacio particularmente debilitado por su aislamiento insular) otorgándole la consideración exclusiva de empresa militar o de mantenida actitud genocida es, simple y llanamente, desconocer la historia; o algo todavía más grave: adjudicar al hombre, aislado de su contexto biológico y geográfico, el protagonismo exclusivo del devenir histórico”.
El tercer y último pilar en el que se ha centrado la conferencia es el que hace referencia a la revolución antropológica. “Con el descubrimiento del nuevo mundo se rompe la exclusiva de población indígena, a América llegan europeos y pocos años después esclavos de origen africano, pasando el continente a ser multirracial con los consiguientes cruces derivados del mestizaje”.